Francisco Pimentel

La camisa roja

Opinión

fosas Ronda

Cuando Frasquito Pimentel, Ana Sánchez y sus hijos Pedro, Encarna, Rafael y Francisco llegaron a su casa se la encontraron destrozada y saqueada. Igual le ocurrió a Agustín Heredia, Antonio Avilés y a todos lo que habían huido. Los militares fascistas les habían dado dos días de absoluto libertinaje a sus tropas para que hicieran lo que quisieran : robar, violar… y especialmente los moros se dedicaron a romper las puertas de las casas de los republicanos y saquear cuanto les gustaba, tanto que luego no podían cargar y llevárselo. También las familias “de bien” saquearon a sus vecinos. Aunque estas familias sufrieron especialmente el azote de las violaciones por parte de sus “liberadores” moros y legionarios.
Mi familia arregló lo que pudo aquel 24 de Febrero del 1937. Habían encarcelado a muchos, tantos que habían habilitado la plaza de toros como cárcel o campo de concentración. La noche del 25 llegaron los falangistas y se llevaron a mi abuelo y a mi padre. Los encerraron en el edificio que ahora es la Delegación de Urbanismo.

Me contaba mi abuela que todos los días iba a llevar comida a la cárcel para su marido y su hijo. Igual que hacían todas las mujeres. Luego su hijo, mi padre, fue excarcelado pero a cambio de no matarlo fue condenado a un batallón de choque. Ese era el enfrentamiento entre hermanos que decían los fascistas. Republicanos condenados a avanzar matando a republicanos o a morir siendo matados por republicanos o a morir por los militares golpistas si se negaban a avanzar. Guerra civil le llaman !!!… las patrañas y mentiras del franquismo que aún nos siguen contando hasta historiadores que se dicen de izquierdas.

Un día mi abuela, una de aquellas tardes que íbamos paseando hasta las fosas así como distraídamente recogiendo las florecillas del campo, me contó que la última vez que supo de mi abuelo fue un día que le llevó la comida pero los perros guardianes falangistas no la dejaron pasar. Al momento le trajeron la camisa blanca de mi abuelo que se había vuelto roja de sangre. Se había secado y se la pusieron de pie en el suelo y le dijeron que ya podía irse. Nunca supo decirme que día fue ese nefasto día. Luego en 1981 averigüé que fue el 14 de marzo. Lo habían matado aquella madrugada igual que a Agustín Heredia, Antonio Avilés y 41 mujeres y hombres más, todos socialistas-libertarios-republicanos.

La camisa roja
Las instalaciones del Círculo de Artistas, donde habían conspirado los derechistas de Ronda durante los meses anteriores al golpe de estado, usadas para encerrar y torturar a líderes socialistas. Luego fue conocido como el Casino de Ronda.

Hace unos años, cuando conocí a Ana Avilés, me contó que su madre había pasado por las mismas circunstancias y que la última vez que vio a su marido éste le había dicho que le habían torturado tanto que había firmado todo lo que le habían puesto delante porque ya no aguantaba más y que prefería que lo mataran a seguir siendo apaleado, maltratado y vejado de aquella manera tan feroz.

Uno de los hijos de Agustín Heredia, Antonio, sigue también esperado verdad, justicia y reparación para su padre que, siendo también socialista, además era gitano y eso en manos de los fascistas era un plus para destrozarlo aún más. Agustín era un magnífico artesano que hacía maravillas de hierro en su fragua. Pero ni eso, ni que mi abuelo fuera un extraordinario zapatero, ni que Antonio Avilés fuera un incansable comerciante de las sierras, significaba nada para aquellos-estos malditos fascistas que se propusieron terminar con la República exterminando a los republicanos.

Así que a la vuelta de la huida empezaron a matar sistemáticamente con farsa de juicio mediante (a petición de los fascistas italianos) y tirarlos a las 20 fosas que ya tenían abiertas desde primeros de dciembre. Antes, desde el 16 septiembre de 1936, habían matado a muchos pero aún no hemos encontrado documentos ni dónde los echaron.

Paco Pimentel. Asociación Memoria Histórica de Ronda y Serranía.