Redacción

APYMER carga contra la Zona Naranja y acusa al Ayuntamiento de Ronda de ignorar al comercio

La Asociación de Pequeña y Mediana Empresa de las Comarcas de Ronda y Guadalteba (APYMER) ha encendido todas las alarmas tras comprobar que el Ayuntamiento de Ronda sigue adelante con la implantación de la Zona Naranja sin introducir cambios sustanciales, pese a las advertencias del sector comercial. Para los empresarios, la ordenanza de estacionamiento regulado no solo es rígida, sino que amenaza con agravar la ya delicada situación del comercio urbano en Ronda.

La reunión celebrada el pasado viernes en dependencias municipales sirvió, según APYMER, para constatar lo que temían: el equipo de gobierno mantiene el texto prácticamente inalterado, desoyendo las propuestas del tejido empresarial y aplazando cualquier rectificación a una futura revisión, seis meses después de que la norma entre en vigor. Un “ensayo-error” que los comerciantes consideran un lujo que el centro de Ronda no puede permitirse.

Clientes comarcales en la diana

Los datos manejados por la asociación no dejan lugar a dudas. El 70 % de los comerciantes cree que la Zona Naranja disuadirá a los clientes procedentes de la comarca de acudir a Ronda a comprar, y un 53,4 % prevé un impacto negativo o muy negativo en sus negocios. No es una percepción gratuita: buena parte del comercio rondeño depende del consumo de vecinos de pueblos cercanos.

La ordenanza establece tarifa cero para vehículos matriculados en Ronda, mientras que los visitantes deberán abonar entre 1 y 3 euros, con un límite máximo de tres horas. Para APYMER, la medida introduce una discriminación evidente: “Se penaliza precisamente a quienes sostienen el comercio del centro”, advierten. El riesgo, añaden, es que esos clientes opten por desplazarse a ciudades con mayor oferta y menos trabas para aparcar, como Málaga, Marbella o Jerez.

Propuestas ignoradas

Lejos de limitarse a la crítica, la asociación empresarial puso sobre la mesa alternativas concretas: pruebas piloto antes de la implantación general, sustitución por zonas azules de alta rotación, estudios específicos de impacto comercial, tarifas reducidas, limitación del tiempo de estacionamiento a 90 minutos, reinversión de los ingresos en la promoción del comercio local o sistemas de descuentos para clientes.

La respuesta municipal fue un no rotundo. Ninguna de las propuestas ha sido incorporada al texto, que se aprobará tal y como fue concebido inicialmente. El único compromiso adquirido es revisar sus efectos medio año después, una vez que el daño —si se produce— ya sea difícilmente reversible.

Una ordenanza que puede acelerar el declive

APYMER advierte de que la Zona Naranja puede convertirse en un factor más de expulsión del consumo del centro histórico. “En lugar de facilitar que la gente venga a Ronda a comprar, se les pone obstáculos”, señalan. El resultado, insisten, será un centro menos atractivo y una pérdida progresiva de actividad comercial.

La asociación recuerda que una parte muy significativa de sus asociados desarrolla su actividad en el centro urbano y depende directamente del flujo de compradores. “Se aprueba una medida de gran calado sin estudios específicos y sin escuchar a quienes conocen la realidad del comercio”, concluyen. Un aviso que, por ahora, el Ayuntamiento parece dispuesto a pasar por alto.

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