«Las obras de reordenación de los accesos a Ronda desde la A-367 comenzarán en breve. La Junta ha adjudicado los trabajos con una inversión de 870.000 euros.
La actuación contempla la construcción de dos rotondas: una a la altura de la gasolinera y otra al final de las urbanizaciones de la zona, como Los Pinos y El Cerro del Almendro, con el objetivo de mejorar la circulación y, según se anuncia, dar un paso hacia la futura autovía con Málaga» (María Paz Fernández Lobato)
Con esta publicación en sus redes sociales, la alcaldesa de Ronda expresaba su satisfacción por unas obras que culminarán en esas dos glorietas. Sin embargo, conviene recordar que el proyecto se financia casi íntegramente con fondos europeos gestionados por el Gobierno de España, algo que la regidora del PP omite para atribuir el mérito al Ejecutivo autonómico de Juan Manuel Moreno Bonilla. Puede entenderse esa omisión dentro de la lógica de la política partidista, pero lo que resulta difícil de digerir —por no decir ridículo— es que la alcaldesa, con años de experiencia a sus espaldas, pretenda hacer creer que la construcción de dos rotondas marca el inicio real de la futura autovía.
A estas alturas, confiar en que la promesa de Moreno Bonilla sobre la autovía —reiterada desde hace años y cada vez más difusa— vaya a materializarse porque se levanten dos rotondas, es como jugar a hacerse trampas al solitario… o, peor aún, engañar a la ciudadanía.
Lo serio sería hablar ya de proyectos concretos, de plazos claros y, sobre todo, de presupuestos firmes y suficientes para que la autovía empiece a ser una realidad. Mientras eso no ocurra, vender las dos rotondas como la puerta de entrada a la construcción de la tan esperada infraestructura no es más que un intento de maquillar la verdad y tomarle el pelo al pueblo.
