El acuartelamiento de Montejaque volvió a convertirse este lunes en el epicentro del ceremonial castrense con motivo de la festividad de la Inmaculada Concepción, patrona del Arma de Infantería. El Tercio “Alejandro Farnesio” 4º de La Legión y el Grupo de Caballería Ligero Acorazado (GCLAC) Reyes Católicos II reunieron a un nutrido público en un acto presidido por el coronel Fernando Sánchez Pérez.
El patio de armas se llenó desde primera hora con las unidades formadas del Tercio 4º —Escuadra de Gastadores, Plana Mayor, Banda de Guerra y la X Bandera “Millán Astray” al completo— junto a las escuadras y escuadrones del GCLAC II. No faltaron la Enseña Nacional y los tradicionales guiones y banderines de las unidades legionarias, que aportaron el habitual simbolismo a una parada de fuerte carga histórica.
El acto avanzó siguiendo el protocolo conhonores a la autoridad, revista a la fuerza y lectura de la reseña histórica, antes de dar paso a la imposición de condecoraciones a personal militar y civil. En esta edición se entregaron también los títulos de Legionario de Honor a Juan Manuel Beltrán Rodríguez y Domingo Caballero Fernández, quienes recibieron el chapiri entre aplausos del público. El coronel Fernando Sánchez aprovechó su intervención para recordar el legado que los infantes arrastran desde los Tercios de Flandes hasta las misiones internacionales más recientes, como Balcanes, Irak o Afganistán.
Tras las condecoraciones, la fuerza rindió honores a los caídos con una descarga de fusilería y entonó la Canción del Legionario y el Himno de Infantería, un momento especialmente emotivo para los asistentes. La parada concluyó con un desfile a pie y motorizado, en el que pudieron verse los vehículos ligeros blindados y los nuevos morteros sobre plataforma móvil con los que cuenta esta unidad.
Una tradición que mira al siglo XVI
La celebración bebe de un episodio histórico ocurrido en Empel (Países Bajos) en 1585, cuando los Tercios resistían un duro asedio y la aparición fortuita de una imagen de la Inmaculada fue interpretada como presagio de victoria. Desde entonces, la Infantería española la venera como patrona y cada 8 de diciembre reproduce ceremonias que recuerdan aquel episodio.
En Montejaque, como cada año, la devoción histórica y la liturgia militar se fundieron con una notable presencia de autoridades civiles y público, que volvió a llenar el acuartelamiento para acompañar a una de las unidades más emblemáticas de Ronda.


