Redacción

«INSURRECIÓN» (Por Quasimodo Wells)

Opinión

Más de tres días le harán falta a Fernández para levantar cabeza de su peor situación en todos los años que lleva de reinado público. Las piedras de la Cueva son demasiado pesadas esta vez. Lo quiso la providencia, no nosotros, que conste en algún versículo del nuevo testamentario.

Está en sus horas más bajas desde que se hizo con el bastón de mando, allá por el año 2011, no tan vieja como la fiesta del Tabernáculo, pero casi. Habiendo dejado por el camino un rastro de enemigos, cabreados y afrentas varias, cuyo grosor no para de engordar. Y es que a lo de las piedras se suman otros muchos episodios como el enfrentamiento bíblico con la Maestranza, que evidenciaron un populismo muy básico, impropio de la alcaldía de una ciudad tan señera como la rondeña. Al César lo que es del César, y a Fernández lo de Fernández.

Un enemigo a tener en cuenta, que escudriña en sus propias filas y más allá de las fronteras de la derecha hasta llegar a arriba del todo, al mismísimo Sanedrín Popular, desde donde algún día llegará la orden de la capitulación, como la de Masada, para que arribe Martínez, no el niño, sino la otra, la que lleva esperando y preparando el terreno desde Calle Pacífico, aunque la Paz ni un beso en la mejilla sea lo que se encuentre precisamente.

Enemigos dentro y fuera, porque ya no confían en ella los sectores que antes la apoyaban. Los mercaderes del Templo huelen el ocaso y ya sabemos como se las gastan, cambiando de caballo perdedor a ganador en plena carrera del Circo Máximo si fuera preciso. El Cenáculo , donde se cena la última y la primera, y también se tapea, se sienten engañados, y mira que se lo dijimos, pues están pagando más que antes, vía tasa y vía de todas las demás maneras posibles.

La falta de Denarios en las arcas públicas es palpable, la nueva subida de impuestos está cosechándose en el Huerto de los Olivos, o más bien eran Cedros de la Ciudad, una vez fracasadas las intentonas de recortes en funcionarios y demás. San Mateo fue recaudador antes de seguir la voz del altísimo, para después pasar el testigo de las cuentas al Iscariote, algo parecido a lo que aquí se produjo..Tampoco saben quitar nada de la partida de fiestas, y de Pascua en Pascua va,. La única partida que se visualiza es la de la Delegada, que ni carnaval, ni la romántica, ni la Goyesca, ni la de Mayo, ni la de Septiembre, pasando por la Cabeza, mejoran en nada, y retroceden en todo.

Sin dinero, sin Goyesca, con el Mamotreto que no cesa, y con la carretera cortada sine die, dando muestras de cansancio, y con la casa revuelta, es un Cáliz poco milagroso la verdad. Realmente es para ir cogiendo billete de ida a la otra dimensión, no a la resurrección precisamente, sino al banquillo de la oposición. Opositar es bueno de vez en cuando, se regeneran los discursos, y las formas, ya viciadas de tanta poltrona divina. Aunque para ello tengamos que romper el velo del Templo, con terremoto político de por medio.

Lo dicen las redes sociales, combatidas por el Vikingo, que el pobre vive de esto y no puede permitir la zozobra, y por ello, hace el ridículo permanente, atacando a todo aquel que libremente se posiciona en contra de un desgobierno, que hasta con la Tribuna ha tropezado, con una desorganización en masa por la calle desbordada de la Bola, que pareciera la revuelta de Barrabás de otros tiempos ya lejanos.

A veces no hay que hacer oposición, pues los errores de la providencia que se cree divina llegan solos. No les gustó la manifestación, y no hicieron nada por su éxito, más bien lo contrario, pero fracasaron, y se les vieron las costuras. Cada día que pasa sin quitar las piedras es una piedra o losa más en el camino de la cada vez más improbable buena nueva de Fernández. Qué mal lo están gestionando, parece una hija advenediza de su compañero valenciano, que tarde o temprano caerá, porque la DANA lo arrastrará.

Aquí el lastre son los días en los que la carretera siga cortada, que a los miles de damnificados les parecen siglos. Aquí no hay nada para los que necesitan ayudas perentorias más que la lanza de Longinos que les atraviesa el costado. Nada para el combustible, dejando caer el maleficio y colgado el sambenito de que los del Gobierno no ayudaron cuando falta hizo. Aquí no cuela desviar la atención hacia Sánchez, esta vez no, porque la Autovía que no llega, y ya estamos en la última oportunidad de la segunda legislatura es de Moreno, exclusivamente y hemerotecamente, aunque esta última palabra me la haya inventado.

Este domingo resucitará el Señor, como cada año, para gozo de cristianos, aunque la lluvia no nos permita verlo por las calles del Barrio. Pero no, la resurrección no va a llegar hasta Duquesa de Parcent, y lo peor, que lo que queda es cuesta arriba todo. Alabado sea.

  • Quasimodo Wells