La consejera de Fomento, Articulación del Territorio y Vivienda, Rocío Díaz, ha anunciado que la Junta de Andalucía está trabajando para reducir los plazos de reapertura de la carretera A-397, que une Ronda con San Pedro Alcántara, cerrada al tráfico tras los daños provocados por la borrasca Jana. Según ha señalado en el Parlamento andaluz, los trabajos avanzan a buen ritmo y podrían finalizar antes de lo previsto si se mantienen las actuales condiciones.
Díaz ha destacado que el Gobierno andaluz actuó de forma inmediata tras la borrasca, desplegando equipos técnicos en menos de 24 horas y declarando la situación de emergencia poco después. Además, se ha definido ya una solución técnica que supondrá una inversión superior a los 3,5 millones de euros. La consejera ha recalcado que la actuación se está llevando a cabo con “hechos y rigor”, en contraposición con otras fuerzas políticas que, según ha dicho, prefieren la confrontación política.
Como medidas complementarias, la Junta ha reforzado el servicio de autobuses entre Ronda y Marbella, con cuatro expediciones diarias sin coste adicional para los usuarios y descuentos del 50% para quienes disponen de la tarjeta Costa del Sol. Estas actuaciones, según Díaz, demuestran que para el Ejecutivo andaluz la recuperación de la A-397 es una prioridad.
Críticas a la oposición
Díaz ha atacado a la oposición al referirse a que mientras el Gobierno andaluz “responde con hechos y rigor, otros prefieren la confrontación y solo buscan titulares”. La consejera ha criticado la postura del Gobierno central respecto a la supresión del peaje de la autopista alternativa, que no ha sido respaldada pese a las peticiones de los alcaldes de la comarca. Ha calificado de “inadmisible” que el Ejecutivo estatal condicione esta medida a que la Junta asuma el coste, y ha acusado al PSOE de dar la espalda a los más de 50.000 vecinos afectados por el corte de la vía.
Actualmente, las labores en la A-397 se centran en la estabilización de la ladera con mallas de contención y la retirada mecánica de rocas inestables, con el objetivo de garantizar la seguridad y evitar nuevos desprendimientos. En la zona trabajan 20 operarios, la mayoría especialistas en trabajos verticales, que actúan durante toda la semana, incluidos fines de semana.