Plaza sin merced
Quiero decir a fuer de sinceridades que, desde ahí hasta el presente mi querida Plaza sin Merced que le valga, ha estado al trote y albedrío de los comerciantes, y las costosas ruinas del solarito de marras del Astoria, sin primar más estética que los toldos, hasta de marcas multinacionales y los carteles de menús con rimas en euros.