La jornada festiva de la Feria y Fiestas de Pedro Romero volvió a mostrar la cara más multitudinaria en el recinto ferial, que desde el mediodía reunió a miles de rondeños y visitantes llegados de distintos puntos. Las casetas vivieron una actividad constante, mientras que las atracciones se consolidaron como uno de los principales focos de diversión familiar.
Muy distinto fue el pulso en la feria del centro (por llamarle de alguna forma, ya que en la práctica es inexistente) donde los mínimos espacios habilitados apenas consiguieron reunir a grupos dispersos y el ambiente –o el no ambiente, mejor expresado- quedó muy lejos de lo esperado en estas fechas.
La escasa respuesta del público vuelve a evidenciar la brecha entre el atractivo del recinto ferial y la programación diseñada en el corazón de la ciudad. Desde el Ayuntamiento no terminan de dar con la fórmula que logre dotar al centro de una oferta de ocio capaz de competir o simplemente es que no se pretende que exista esa alternativa que otras ciudades es un gran éxito. El contraste reabre, una vez más, el debate sobre el papel y el futuro de la feria urbana, que sigue sin consolidarse como complemento real de la feria principal.
Una feria del centro “fantasma”
Algunos asistentes señalaban ayer posibles razones como serían que con tan solo una portada y unos farolillos” que ha instalado el Ayuntamiento, no se crea una feria del centro, es decir que esa propuesta es “inexistente” en la práctica. Sin música y sin ambiente, la gente no acude. Otros contrastaban la comodidad y amplitud del recinto ferial frente a los espacios limitados o nulos del centro, la concentración de la oferta festiva en un único lugar o la falta de una programación diferenciada que convierta al centro en un auténtico polo alternativo de atracción.