Redacción

Un camposanto entre murallas: el sorprendente cementerio-castillo de Benadalid

En Benadalid se encuentra uno de los cementerios más singulares de la provincia de Málaga, ya que se ubica dentro de una fortaleza histórica. El Castillo de Benadalid, enclavado a las afueras del pueblo, acoge desde 1821 el camposanto local, convirtiéndose en un espacio donde arquitectura defensiva e historia reciente conviven en un mismo recinto.

Un castillo con siglos de historia

El castillo, declarado Bien de Interés Cultural en 1985, presenta una planta trapezoidal y conserva varias torres cilíndricas y un aljibe subterráneo. Su origen es objeto de debate: algunos historiadores lo consideran romano, mientras que otros apuntan a una construcción plenamente andalusí entre los siglos XIII y XIV.

Benadalid aparece documentado desde el siglo VIII con el nombre de Beni Al Jali, asociado a una tribu bereber que se asentó en la zona tras la invasión musulmana. La fortaleza pasó por manos de Omar Ben Hafsún, formó parte del reino de Málaga y luego del de Sevilla, estuvo bajo dominio meriní y, en 1286, fue incorporada al reino nazarí de Granada. En 1485 fue conquistada por el marqués de Cádiz en nombre de los Reyes Católicos.

Un cementerio que ocupa las torres

El cementerio ocupa el interior de la fortaleza. Los nichos se disponen adosados a las murallas y rodean el interior de las torres circulares, creando una imagen poco habitual. A día de hoy, tres de los cuatro sectores del castillo siguen completamente ocupados por hileras de nichos; una parte hubo que desalojarla por motivos de seguridad. En el espacio central existen también enterramientos en tierra.

Pese a su peculiar ubicación, el cementerio continúa en uso. La baja población del municipio y el aumento de las incineraciones permiten que todavía haya capacidad disponible.

Una visita diferente en la Serranía

El cementerio-castillo de Benadalid es uno de los enclaves más curiosos de la Serranía de Ronda y una parada interesante para quienes recorren la comarca. El Día de Todos los Santos no se celebra ningún acto especial, pero la afluencia aumenta con la llegada de vecinos que vuelven al pueblo para limpiar y adecentar las bóvedas familiares.

El conjunto ofrece una visión clara de cómo las comunidades rurales han reutilizado sus espacios históricos para adaptarlos a nuevas necesidades, convirtiendo este castillo en uno de los camposantos más peculiares de Andalucía.

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