Redacción

Un solo carril y muchas cuentas pendientes

A-397

A-397

La carretera A-397, que conecta Ronda con San Pedro de Alcántara, abrió al tráfico después de más de cuatro meses cortada. La vía, clave para más de 9.000 personas que dependen de ella para desplazarse a diario, vuelve a estar operativa con paso alternativo y regulación por semáforo. Es, en la práctica, un parche temporal en una infraestructura olvidada.

Esta pseudoapertura ha vuelto a poner sobre la mesa una realidad que en la Serranía y en Ronda se conoce bien como es la promesa de inversiones que no se traduce en obras. Hace ya cuatro años, la Junta de Andalucía anunció a bombo y platillo una inversión de 15 millones de euros para modernizar la A-397. Desde entonces, nada. Ni un proyecto ejecutado. Ni una mejora estructural. Ni una explicación.
La reapertura tras el no es una solución, sino una medida de urgencia para salir del paso. El tramo afectado ha sido mínimamente asegurado, pero el conjunto de la vía sigue presentando un estado deficiente. Sin carriles lentos, sin buena iluminación, con firme deteriorado y tramos especialmente peligrosos. Y lo peor: sin perspectivas de mejora.

La reapertura llega con sabor amargo para los vecinos afectados. Durante más de 120 días, la comarca ha vivido una situación límite, con trayectos que triplicaban los tiempos habituales, costes disparados en combustible y una ausencia total de medidas de apoyo. La plataforma ciudadana que ha canalizado las protestas resume lo ocurrido como una experiencia de abandono, agravada por la falta de respuestas institucionales y la descoordinación entre administraciones.

Ausencias en los momentos clave
Ni la Junta de Andalucía ni la Diputación de Málaga ofrecieron ayudas económicas o soluciones de movilidad durante los meses de cierre. Tampoco hubo encuentros formales con los representantes vecinales. Sin embargo, sí estuvieron presentes en el acto oficial de reapertura, al que no fueron invitados quienes han sufrido directamente las consecuencias del corte. Una fotografía institucional que contrasta con el silencio mantenido durante la crisis. Una cohorte de cargos públicos inmensa, todos y todas con chalecos amarillos, salvo la alcaldesa de Ronda que destacaba por una protagónica y exclusiva tonalidad naranja.

Un trazado sin inversiones ni mejoras
La carretera, además, acumula años de deterioro sin que se haya materializado ninguna de las inversiones anunciadas. Las promesas de modernización, incluidas partidas millonarias y planes de mejora, no han pasado del anuncio. La vía sigue sin carriles lentos, sin iluminación adecuada y con tramos en mal estado que dificultan la conducción y aumentan el riesgo. A ello se suma una red de transporte público que, lejos de reforzarse durante la emergencia, fue reducida. Los servicios existentes no respondían a los horarios laborales, dejando a cientos de trabajadores sin alternativa viable para desplazarse.

Una reapertura que no resuelve el problema
Que la carretera vuelva a estar abierta no significa que el problema esté resuelto. Solo hay un carril disponible y el estado general de la vía sigue siendo precario. Tampoco hay garantías de que no vuelva a producirse un nuevo cierre ante otro episodio meteorológico, especialmente si no se acomete una reforma de fondo. Mientras tanto, las grandes infraestructuras prometidas para la zona, como una conexión ferroviaria útil para pasajeros o una autovía que enlace Ronda con la costa, continúan siendo anuncios sin fecha.

La reapertura parcial de la A-397 no ha traído consigo la tranquilidad que cabría esperar. Entre los vecinos persiste la sensación de haber sido ignorados durante meses. Más allá del tráfico, lo que sigue pendiente es una explicación clara y una planificación seria para una carretera esencial que, por ahora, sigue funcionando en precario.

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